
Allende, siempre Allende presente en la vida de Chile que a Pinochet manda al fondo del clóset donde se esconde a los fantasmas que no merecen alcanzar la paz de los sepulcros. Pinochet que un día como hoy, otro aciago 11 de septiembre, se alzara dando un golpe militar en Chile, asesinando a Allende y con él a la democracia.
En Chile, el gobierno pudo, aunque no debiera, haber reaccionado de manera distinta, en el caso de los mineros atrapados en una mina. Reaccionó, un gobierno de neoliberal y de derecha, como debe reaccionar quien alcanza de su pueblo tan gran encomienda.
Allende, siempre Allende presente en la vida de Chile que a Pinochet manda al fondo del clóset donde se esconde a los fantasmas que no merecen alcanzar la paz de los sepulcros. Pinochet que un día como hoy, otro aciago 11 de septiembre, se alzara dando un golpe militar en Chile, asesinando a Allende y con él a la democracia, reprimiendo a muchos miles de chilenos, ya está arrinconado para siempre donde se sepulta lo más lamentable de la historia de los países. Suertudos los chilenos que van a salir reforzados como pueblo al haber decidido un gobernante hacer lo correcto. No es tan difícil. Un hombre de bien hace lo que hizo el presidente chileno Sebastián Piñera. Ante la desgracia, actuar conmovido, aunque sea de cara a las televisoras que mandan la imagen crecida del mandatario que codo a codo con los familiares y amigos toma la decisión de salvar a sus compatriotas. Nada notable. Nada que agradecer. Gobernar bien es una obligación, no una gracia, por utilizar el único idioma que, quizá, entiende nuestro desgobierno.
Cumple con su deber Sebastián Piñera. Nada que agradecer. Pero todo que demandar cuando la situación se da a la inversa. Dentro de unos años nadie recordará, más que como la peor de las pesadillas mexicanas, a Fox y a Calderón. Allende, para siempre Allende, será recordado. Y muy probablemente, si modifica su actitud con el pueblo mapuche, lo mismo le sucederá a Piñera. En el peor de los casos, por su actitud de gobernante frente a la tragedia de las familias de los que no fueron condenados a una muerte siniestra. Lo que sí sucedió aquí, los mineros de Pasta de Conchos fueron condenados a una muerte horrenda por desgobernantes, a modo, de un imperio que los desprecia, quizá más aún de lo que los desprecia el pueblo mexicano condenado también a la muerte además de haber sido condenado a la miseria.
Notable es la diferencia entre el gobernante chileno y la caricatura mexicana de los que tan sólo en una década han hecho retroceder al país doscientos años.
Es inconcebible que hayan perdido hasta la noción del ridículo que obligan hacer al PAN en su conjunto, con cada montaje televisivo. Lo que los exhibe, además de como lo corruptos que son, como operados del cerebro, que ni eso pueden montar bien.
Ya se supo, ni modo, que por un incidente de tránsito y sin saber los policías de quién se trataba remitieron a “La Barbie” por portar armas prohibidas. Por eso lo entregaron, porque no supieron quién era. Dejémonos de chorradas. Nada de que por el cumplimiento del deber, etc. Eso aquí también ha desaparecido por completo. Y, como resulta que quien seguramente es doble agente de la DEA y capo del narcotráfico o sicario del mismo, al alimón, habiendo ya cumplido con la encomienda de cortar cabezas ya está harto y quiere irse, así se acuerda. Hoy en México hay que buscar a los capos más arriba. Y por eso el “arraigo” y las filtraciones de las declaraciones que, curiosamente, nada tienen que ver con altos mandos policiacos involucrados. Puras chorradas. Cuando, por lo mucho que decían que lo “buscaban”, en una cárcel de alta seguridad debería ya estar preso, a disposición de un juez y alegando lo que le conviniera como defensa, en tanto las muchas pruebas recabadas de antemano cumplían con la parte que al ministerio público le corresponde. Todo falso. Y además tan mal montado, que todo se les desgaja. Increíble, por otro lado, desde el primer momento debieron sugerirle, al menos, que pusiera cara de circunstancias, en lugar de reírse del jefe. México se ahoga en la sangre derramada de sus hijos y el desgobierno monta telenovelas con los pocos “grandes logros” de la policía mexicana. Una farsa lo de la lucha contra el narcotráfico. Una limpia de luchadores sociales y de trabajadores indeseables.
Allende se encuentra en la mina soplando a los mineros la necesidad de resistencia, en tanto, solidariamente, son salvados, por haberlo decidido así el gobierno chileno. Mientras nuestros héroes han sido convertidos, por el usurpador desgobernante, en un puñado de huesos sacados del mausoleo construido para ellos. Vaya diferencia notable. Chile celebra con el rescate a sus mineros. México otra vez, a partir de cero, tiene que empezar a luchar por construirse como nación soberana.
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